Pisos cerámicos: gres, porcelanato y azulejo

• La dureza del piso: sí, es un suelo duro y resistente, pero esta dureza lo hace algo incómodo. Encontraremos pisos mucho más flexibles que permitan una pisada más confortable. La cerámica, definitivamente, no es este tipo de material, aunque puedes compensarlo colocando sobre él una alfombra, por ejemplo.
• Pavimento frío: es un piso que en invierno puede estar extremadamente frío, algo que se convertirá en un suplicio durante los primeros pasos del día.
• Peso de la cerámica: las baldosas cerámicas son muy pesadas. Esto significa que no siempre es una opción apta para los pisos superiores. En estos casos, te recomendamos solicitar el asesoramiento de un profesional para saber si la estructura es segura y aguanta el peso.
• Material poroso: si no se realiza un tratamiento especial de impermeabilización, se verá afectado cuando se viertan líquidos sobre él, llegando a surgir manchas perennes. 

Se trata de un tipo de baldosas cerámicas con una arcilla más fina y densa, hervida a una temperatura más alta. Esto le confiere, entre otras características, mayor dureza y, por tanto, más inmunidad frente a golpes y arañazos. Aunque esto hace que sea un pavimento ideal para exteriores, también es común su instalación en el interior, tanto en cocinas y baños como en el resto de la vivienda.

• Alta resistencia al desgaste: son pisos muy resistentes a roturas. Además, mantienen la apariencia mucho más tiempo que los pavimentos cerámicos convencionales. Al ser más duro que el gres, aguanta sin problemas los arañazos, además de la decoloración, el astillado y las manchas.
• Una mantención sencilla: son más fáciles de mantener que cualquier otro. No requieren ningún sellado especial para repeler las manchas, por lo que los líquidos se limpiarán fácilmente con agua y algo de cloro. 
• Ideal para áreas de paso: la resistencia también hace que sea un pavimento magnífico en zonas de la casa con alto tráfico.
• Amplia variedad de modelos: como ocurre con los cerámicos, el porcelanato lo encontraremos en hartos acabos y modelos diferentes. Pueden imitar desde granito, pizarra, mármol, madera o piedra caliza.
• Mayor durabilidad: el proceso de cocción a temperaturas más altas le confiere esta característica. El porcelanato correctamente instalado durará incontables años. 

• Densidad: son pisos más densos y, además, más duros, por lo que cortar las baldosas es más complicado.
• Su peso: es también un pavimento pesado, por lo que debemos estar seguros de que el subsuelo es lo suficientemente rígido y fuerte para soportar el peso.

El azulejo es un producto de menor resistencia que los anteriores. Su belleza es obvia, debido principalmente a su cara vidriada. Antiguamente se utilizaba en cualquier ambiente de la casa. Actualmente, se reserva su uso para zonas determinadas, pues la fragilidad de las baldosas es mayor que en las otras superficies expuestas acá. 

• Su precio: son los más asequibles. Por tanto, se trata de una excelente opción para quienes deseen una remodelación más económica.
• Instalación: por norma general, su instalación es bastante más sencilla, algo que también abarata la remodelación.
• Gran variedad de colores y estilos: encontramos una amplia variedad de colores y estilos, casi ilimitada. Así, crearemos ambientes originales y muy personales. 
• Impermeables: gracias a la parte vidriada, las manchas no se absorben como en otras superficies.
• Material antiestático: a diferencia de otros materiales, los azulejos no se cargan electrostáticamente al caminar sobre ellos. 

• Pavimento frío. Además, en determinadas zonas puede ser resbaladizo cuando está mojado.
• Propensos a las grietas: al ser menos duro que el gres o el porcelanato, los azulejos son más propensos a las grietas y a su deterioro general, sobre todo si son instalados en un suelo que no esté nivelado previamente.
• Más delicado: aunque a la hora de la limpieza no encontremos problemas, sigue siendo un material delicado y, por tanto, durará menos que el resto de pavimentos.